El comienzo del año suele suponer una nueva oportunidad para incorporar nuevos hábitos saludables para cambiar de vida.
Seguramente ya has leído muchos consejos, recomendaciones y trucos para llevar una vida más activa y sana. Y seguramente sabes de sobra qué cosas de tu día a día son perjudiciales para tu salud pero hoy nos vamos a centrar en 5 hábitos saludables para cambiar de vida que te serán fáciles de incorporar hasta convertirlos en rutinarios.
Desayuna pronto y no te saltes las comidas
Después de 7 u 8 horas durmiendo (enhorabuena si son más) nuestro cuerpo necesita energía para ponerse a funcionar. Acostúmbrate a desayunar en la primera media hora desde que te has despertado para que todo tu cuerpo se ponga en marcha acelerando tu metabolismo.
¡Ojo! No confundas despertarte con levantarte. Ya habrá tiempo de ver las últimas publicaciones de instagram y leer las noticias, lo primero es lo primero, y en este caso es desayunar.
Esto no quiere decir que si nos despertamos 2 horas antes de lo previsto debamos levantarnos a desayunar. Obviamente podemos seguir durmiendo pero no quedarnos en la cama de manera activa (leyendo, viendo televisión, etc) sin haber activado nuestro metabolismo previamente.
Esta rutina, que aparece en el libro La dieta del metabolismo acelerado se acompaña de otras recomendaciones para que nuestro metabolismo esté siempre en marcha. Nos referimos a realizar las 5 comidas de manera innegociable separándolas un mínimo de 2 horas y un máximo de 4. También es importante cenar un mínimo de 2/3 horas antes de meternos en la cama.
Los 10.000 pasos diarios
Pulseras de actividad, relojes deportivos, móviles… actualmente disponemos de infinidad de gadgets que nos dicen en tiempo real el número de pasos que hemos dado en el día.
¿Y por qué se establece en 10.000 el número de pasos recomendados? Pues todo tiene su origen en una campaña nipona de 1960. En la etapa previa a los JJOO de Tokio 1964, una compañía ideó un pequeño aparatito llamado Manpo-Kei cuya traducción más o menos literal sería Medidor de 10.000 pasos.
Surgió así uno de los primeros podómetros que surgió con la idea de que, al dar esos 10.000 pasos cada usuario quemaría unas 500 calorías más al día. Evidentemente, a igualdad de pasos dados las calorías quemadas serán muy distintas según la persona: sexo, edad, constitución, forma física… pero sirvió como referencia para futuras generaciones.
En la actualidad tenemos la posibilidad de llevar un control muy preciso de nuestra actividad diaria. Los 10.000 pasos pueden suponer un buen aliciente para no quedarnos en casa y dejarnos arrastrar por un estilo de vida sedentario. Propóntelo, ve eliminando desplazamientos en coche y añadiendo más tramos a pie para llegar a tu meta diaria. Seguro que lo consigues.
Bebe agua
Pocos consejos más viejos que este. Beber 2 litros de agua al día se ha convertido en un mantra de la vida saludable. Ya sean 2 litros, 2,5 o los que necesites, beber agua es fundamental para mantenernos sanos.
Estamos de acuerdo en que no es lo que más apetece en pleno invierno con temperaturas bajo 0. Si eres de los que te cuesta, recuerda que todo el agua que bebes en cafés e infusiones también suma por lo que no te cortes a la hora de tomar un té bien caliente.
El agua es tan necesaria para el interior de nuestro cuerpo como la ducha lo es para el exterior. Nos limpia, nos depura y nos hidrata, permitiendo que funcionemos mejor a todos los niveles. Además, nos da sensación de saciedad e impide la retención de líquidos. ¿Qué más se puede pedir?
Come más fruta y verdura
Casi tan antiguo como el de los 2 litros de agua es el hábito de las 5 piezas de fruta y verdura al día.
- La fruta debería ser imprescindible en el desayuno, en la comida y en la merienda. En la cena, debido a su riqueza en azúcares podemos dejarla de lado y optar por un lácteo.
- La verdura por su parte debería estar presente en cualquier menú. Ya sea en la comida o en la cena seguro que encuentras de qué manera integrarla y disfrutarla.
Por si lo estás pensando no, no sirve comer un chuletón de un kilo con 2 hojas de lechuga a modo de decoración. La verdura debería tener bastante más peso en nuestra vida que un simple acompañamiento.
En cremas, acompañando guisos, crudas, como complemento de platos de legumbres, carnes, pescados… ¡hay muchísimas posibilidades!
Reduce la ingesta de azúcar y sal
Cada persona tiene un umbral para detectar qué es dulce, salado, picante… ¿y de dónde sale ese umbral o tolerancia? Pues en gran medida de nuestros hábitos.
Si poco a poco vas reduciendo el consumo de sal o azúcar, sin apenas darte cuenta, habrás conseguido eliminar de tu cuerpo sustancias poco beneficiosas para tu cuerpo.
Una vez que te acostumbres a tomar menos azúcar verás lo extremadamente dulce que te sabe ese café al que le echabas dos azucarillos. Y verás lo salado que cocinan en ese bar al que antes le pedías el salero para que todo estuviera más sabroso.
Poco a poco, en pequeñas cantidades, comprobarás como tu cuerpo se acostumbra muy rápido.
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