En muchas ocasiones habréis oído la expresión de juntarse el hambre con las ganas de comer referida a ese momento en el que se juntan dos personas con las mismas aficiones, gustos o defectos.
En esta ocasión nos referimos al hambre como esa necesidad física de llevarnos alimentos al estómago para seguir realizando nuestros quehaceres diarios. Se identifica fácilmente porque aparece paulatinamente, notándose en el estómago avisándonos de que estamos «vacíos».
Por contra, las ganas de comer es lo que denominamos hambre emocional. Se distingue por aparecer de repente y asociado a llevarnos a la boca, generalmente algún antojo. El hambre emocional hace que sigamos comiendo aunque tengamos satisfechas nuestras necesidades físicas, y suele ir asociada a una sensación de arrepentimiento cuando termina.
Si tú tampoco puedes controlar las ganas de comer o el hambre emocional sigue estos simples consejos que te ayudarán:
Cómo combatir las ganas de comer
- Respiración. Controlar la respiración es clave en muchas facetas de nuestra vida como al realizar ejercicio físico o para controlar la ansiedad. Antes de empezar a comer respira profundamente y reflexiona. ¿Qué quieres saciar? ¿Tienes realmente hambre? Un simple momento de pausa hará que frenes ese apetito emocional y lo veas con otra perspectiva, haciendo que no tengas que arrepentirte posteriormente.
- Hidratación. A veces confundimos la sensación de sed con el propio hambre físico. Beber mucho agua es beneficioso para muchos aspectos de nuestra vida y este es uno más. Estar hidratados reduce la sensación de hambre física.
- Cambia el foco. Igual que se hace con niños o mascotas, se trata de cambiar el foco de atención. Cuando tus ganas de comer te impulsen hacia un delicioso y seguramente calórico plato de comida, cambia de lugar o de actividad. Si estás en casa prueba a cambiar de habitación, deja lo que estés haciendo y comienza otra actividad o incluso sal a dar una vuelta. Si estás fuera aléjate de ese lugar que despertó tus ganas de comer, se capaz de distraerte con cualquier cosa y reduce al mínimo tu hambre emocional.
- Culpabilidad. El hecho de sentirnos culpables tras un atracón es muy habitual. Ese estrés y remordimientos asociados aumentan tus niveles de cortisol, lo que hace que el ciclo del hambre emocional vuelva a comenzar de nuevo. No te sientas mal si caes una vez y, simplemente, vuelve a seguir los consejos anteriores.
- Responsabilidad. Reflexiona y piensa qué situación es la que te está llevando a este tipo de comportamiento. Puede que el estrés por el trabajo u otras situaciones de la vida hagan que se genere en ti esa constante sensación de hambre emocional. Trata de identificarlo, entenderlo y, si puedes, ponerle solución.
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